Trasciende los tabiques
el ardor de nuestros besos,
dispersando la ternura
liberada del deseo.
Núcleo huérfano de frió
un eje del universo,
nuestra cama es un vació
ocupado por dos cuerpos.
Agasajos y caricias
se retuercen en el tiempo,
la noche no arrastra prisa
el día se acerca lento.
Se propaga por el aire
el eco de un solo verso,
dispersando la locura
contenida en el deseo.
Pináculo de matices
distrae dócil su descenso,
diametral cenit delirante
en explosión de movimiento.
Trasciende los tabiques
el ardor de nuestros besos...
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